Estamos ante un texto de tipo histórico-circunstancial (por tanto, de una fuente secundaria), perteneciente al libro “Europa de 1815 a nuestros días”, publicado en 1971 por Jean-Baptiste Duroselle. Este hombre fue un profesor e historiador francés que llevó el premio Balzan de Ciencias sociales en 1982 y murió en 1994.
En este fragmento, el autor nos explica cuáles fueron las causas de la guerra según su punto de vista. Solo habla de las causas más inmediatas: el asesinato del archiduque Francisco Fernando en suelo serbio y el posterior ultimátum que el imperio austro-húngaro lanza al gobierno serbio, que estaba redactado para que los países que formaban parte del movimiento paneslavo (entre ellos Rusia) no pudieran aceptar las condiciones que imponía.
Aunque el autor muestra algunos motivos de peso que hicieron de detonante de la guerra, existen otras causas no tan inmediatas, pero de igual importancia. Las tensiones coloniales entre Francia, Inglaterra y Alemania también jugaron un papel muy importante a la hora de crear dos bandos antagonistas, siendo así en gran parte debido a la victoria de Francia frente a la antigua Prusia.
Ya desde finales del siglo XIX existía una política de alianzas que acabaron formando ambos bandos de la guerra. La triple Entente era uno de los bloques formados en Europa ya previamente a la 1ª Guerra Mundial, estaba formada por los siguientes países: Reino Unido, el imperio Ruso y Francia, en un primer momento la triple Entente estaba formada por estos países y cuando se produjo el estallido de la 1ª Guerra Mundial,ahí ya se aliaron otros países,uno de los que mas les ayudó fue Estados Unidos. La otra alianza existente enfrentada a la triple Entente era la llamada triple Alianza, que estaba formada por los siguientes países: Alemania, el imperio Austrohúngaro e Italia (en un primer momento).
El concepto de «ultranacionalismo» se convirtió en una de las más eficaces y poderosas ideologías de la época. El ultranacionalismo consideraba el desplazamiento de parte de la población europea como una metodología política legítima, racionalizando el uso de la fuerza en contra de las minorías y abocando arbitrariamente a millones de seres humanos a la persecución, discriminación, menosprecio y expulsión. Así, estas ideologías, que surgían en esa época con más fuerza que nunca, jugaron un importante papel en el desarrollo de esta guerra. La ciega confianza de que sería un conflicto breve y con gran probabilidad de éxito militar también contribuyó a alimentar el fuego, que terminó desencadenando la guerra. Además, la prensa y los demás medios eran manipulados para estimular la agresividad y rivalidad ante los demás países.
Otra de las causas de la primera guerra mundial fue la cuestión de Oriente (relacionada profundamente con las ideologías nacionalistas). Su escenario era la zona de los Balcanes, ocupada por el Imperio Otomano cada vez más debilitado. Los distintos pueblos que habitaban en ese territorio iniciaron un levantamiento contra los turcos, tras lo que obtuvieron la ansiada independencia y un nuevo reparto de los territorios del Imperio Otomano.
Otro factor es el incremento de los gastos militares de cada estado, incorporando las novedades tecnológicas fruto de la Segunda Revolución Industrial. Este período de tensiones internacionales se denominó Paz Armada, ya que el conflicto todavía no había estallado pero toda Europa se preparaba para él. Creyendo que la guerra era inevitable, se protegieron mediante alianzas que causaron nuevas tensiones y un mayor refuerzo militar de los oponentes, surgiendo así la carrera de armamentos.
Entre las distintas consecuencias están las de tipo económico y social, como la implantación de la mujer en el mercado laboral o la mayor intervención de los gobiernos de los países beligerantes en la economía, con el fin de lograr la victoria. Dentro de las consecuencias económicas están las grandes deudas de los países europeos debido a los gastos bélicos, con lo que pidieron préstamos al exterior, especialmente a Estados Unidos (que se convierte definitivamente en la primera potencia mundial). También fue emitido dinero en exceso, lo que provocó una enorme inflación durante los años siguientes.
Hubo entre 9 y 10 millones de muertos, además de las personas que quedaron incapacitadas física o psicológicamente para reinsertarse en el mercado laboral. Además esta guerra tuvo, por primera vez, víctimas civiles, es decir, que murieron al margen de las batallas en los frentes de la guerra.
Tras el conflicto se redactaron cinco tratados de paz (conocidos como la Paz de París) que implicaron la remodelación de las fronteras de Europa. Aparecieron así nuevas naciones (Polonia, Estonia, Letonia, Lituania, Yugoslavia) y otras perdieron territorios (como Alemania o el Imperio ruso) o desaparecieron totalmente (es el caso del Imperio Otomano). Otras condiciones impuestas a los países derrotados fueron muy duras: Alemania fue declarada responsable de la guerra y es obligada a pagar indemnizaciones, su ejército es casi desmantelado y sus colonias son repartidas entre los vencedores. El tratado de Versalles (el principal impulsor de estas medidas) es visto por Alemania como una humillación, lo que provoca un sentimiento nacionalista y el ascenso del nazismo (y por extensión, el estallido de la segunda guerra mundial).
Se instauró la Sociedad de las Naciones, cuyo objetivo era garantizar la paz y la cooperación entre los estados (es el antecedente de la ONU), sin embargo en poco tiempo fracasó estrepitosamente.
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